viernes, 1 de junio de 2007

Mi derecho a hacer lo que me de la gana

Nuestra ministra de incultura sin parangon acaba de decir que si los españoles fuesemos a ver nuestro cine, no serían necesarias las leyes de apoyo al mismo que estan siendo promulgadas. Tal y cómo es natural, tras estas declaraciones me he encendido. El actual gobierno, sea del partido que sea, se esta metiendo en unos senderos bastantes peligrosos dificiles de convalidar en un estado democrático como se presupone el nuestro. Creo que cada ciudadano tiene todo el derecho a invertir su dinero en las actividades socio-culturales que el prefiera. Dentro de estas obviamente esta la posibilidad de entrar en una sala de cine donde tu eliges que película quieres ver. Y si prefiero ver una película de Michael Bay en vez de una de Almodovar es que lo prefiero, y nadie me puede decir nada. Pero el gobierno al igual que en otros tantos asuntos no lo cree así. Cree que somos como ovejas descarriadas que nos tienen que devolver al buen camino, cuando lo que se supone que debemos hacer es actuar a nuestro libre albedrio dentro de unos límites. Y no es por nada, pero la principal razón por la que voy al cine es que a parte de gustarme esta industria y valorar la calidad de los productos que veo teniendo en cuenta su pretensión, es divertirme. Por lo tanto, a la señora ministra la diré que no iré a ver esa película de prostitutas perdidas en la inmensidad del mundo úrbano, de esos travestis con problemas existenciales o ese drama hipócrita acerca de lo injusto que es el sistema económico para con los sectores poco favorecidos. En cambio señora ministra iré a ver las aventuras de mi arqueologo favorito con ese director que con una imagen deja a la altura del betún a cualquier director sobrevalorado patrio. Iré a ver esa película tan mala sin otra pretensión que divertir puesto que por muy mala que sea superará ampliamente técnicamente a cualquier subproducto del cine patrio. Y no es cuestión de presupuestos señora ministra, es cuestión de competencia para con el arte en el que trabajas. Y esto es así, porque cuando la cosa promete es cuando la gente si va al cine, sea la película española o sudafricana. Cuando el producto es digerible y no vomitable como el 99,99999999% de las producciones patrias marca ACME, cuando la calidad del producto se aleja de la mediocridad más absoluta y cuando funciona el boca a oreja la gente se olvida de la nacionalidad de la película y se deja llevar. O no es este el caso de la película española El Laberinto del Fauno. Esta película costo cuatro veces menos que la gran superproducción española, y fue mil veces mejor, pero claro, los caporagines del cine de este país no pueden admitir que alguien de fuera venga a enseñarnos como hacer una película con nuestros medios.

Por todo esto señora ministra, es cuando me siento orgulloso viendo la última película que quería ver, porque entre otras cosas se que lo que he pagado por ir al cine ha merecido la pena, he obtenido lo que quería y sobretodo saber que mi dinero no irá a financiar a todo ese arsenal de chupasangres que son muchas de las personas dedicadas al cine en partícular y a la cultura en general de este país. Se que estas palabras me convierten en enemigo de este estado que no hace otra cosaque favorecer a los amigos, de mantener los ingresos de esas sociedades de derechos de autor y promover esa cultura patria que ahora da el cine y otros artes que ni nos representa ni nos gusta. España no es Almodovar. A lo mejor algun barrio del centro de Madrid si, pero España entera no. Por lo tanto no conviertan en España lo que solo gusta a unos pocos. No hagan que la opinión de gente como yo a la que le importa un comino lo que digan en sus películas tipos como este sea la universal y la que da España de sí misma, porque no es así. Y si señora, antes de ir a ver El Equipo Ja veo la última comedia protagonizada por Ben Stiller. Y si señora, haga acopio de fuerzas y metase sus leyes, miembros del gobierno y a los amigos del mismo por donde usted quiera.