lunes, 17 de diciembre de 2007

Chavalote, esta es tu vida.

Podemos decirlo más alto pero no más claro. De un tiempo a esta parte las posibilidades económicas de la clase media / baja han mermado bastante. Cada día llenar la cesta de la compra con productos de primera necesidad es bastante más caro. Y esta bien que algunas personas quieran ser más ricas antes de tiempo, pero no creo que tengamos que financiarles hasta que nuestros sueldos no estén a la altura del precio que nos quieran cobrar por un litro de leche. Y es que nadie protesta, pero cada día el problema es más grave y las cuentas corrientes de algunos suben mientras otras bajan.

No se de quien será el problema, cual es la solución, pero por cualquier bien o servicio te la clavan y ese es el problema. Y la verdad es irritante ver en las noticias que las ganancias de Timofónica han crecido gracias a lo que te ha cobrado de más por un servicio que cuesta muchísimo menos. Después querrán que les financiemos aun más con Televisión Digital por Satélite a 100 Euros por mes o vernos todos los sábados por la tarde en el Carrefour.

¿Se puede saber que esta pasando? ¿Vivimos tal y como nos dictan unas modas de todo a 100 diseñadas por las grandes corporaciones? ¿Tenemos vida propia o vida supeditada a? ¿Somos libres? ¿Estamos solos en esto?

Es que una cosa es vivir en una economía capitalista y otra es vivir una vida capitalista, basada en consumir al precio que te pidan y pagar por la mantequilla un precio insultante que no se pueden permitir tus míseros 1000 Euros de sueldo (a quien le llegue). Y la verdad, si acaso las administraciones públicas actuasen como medios de control y arbitraje, todavía, pero después ves que el Gobierno pone el grito en el cielo y protesta cuando al UE sabiamente le impuso a Timofónica una multa bastante importante por su situación dominante y monopolista en el mercado español de telecomunicaciones. Después ¿quién apoya al usuario que paga un precio mayor por un servicio que ni siquiera recibe? El gobierno esta claro que no, ya que encima defiende la actual situación en este mercado (como podría decir de tantos otros) y tiene la desfachatez de decir que se pagan unos precios justos.

Pero todo esto acerca del teléfono tan solo me sirve como metáfora de lo más grave, y es esa impasibilidad de la sociedad española. Nos da igual lo que nos cobren, lo que nos hagan, lo que nos pidan. Nosotros lo haremos como esta mandado. Pasaremos alegremente nuestras tarjetas de crédito para pagar un cartón de leche a 1,5 Euros, abriremos nuestras cuentas corrientes para pedir un crédito ya que no llegamos a fin de mes… Y todo es así mientras damos dinero de más a unos personajes que jamás se preocuparán por no llegar a fin de mes. Y posiblemente me este poniendo un poco cínico con esto, pero esta visto que en España se están promoviendo una serie de desigualdades sociales y los que tienen dinero tienen cada día más dinero chupando de más a los que no tienen tanto. ¿Es justo? Puede que si o no, pero vamos moralmente y éticamente no me parece correcto chupar la sangre a mi vecino para tener yo más. Todo el mundo tiene derecho a tener una prosperidad y una comodidad económica, pero todo tiene un límite. Hay una diferencia entre ganar mucho dinero y ganar demasiado. Y es que al final ellos controlan nuestras modas, nuestros gustos y nuestra forma de ser. Nos han terminado inculcando desde ciertos sectores, gracias a la publicidad y a los grandes medios de comunicación una serie de hábitos “por defecto” que poco o nada ayudan en lo que realmente importa.

¿Somos más felices los sábados por la tarde en el Carrefour? ¿Un crédito instantáneo a un interés de juzgado de guardia es la solución a todos tus problemas? ¿Digital Plus supone el fin de nuestro aburrimiento o el de nuestros hijos? Un poco triste. ¿No?

Y es que sigue ese proceso de zombificación masiva. Ese proceso del que yo me he despegado un poquito, creo, y al menos me hago estas preguntas. Y es que sí, no hay nada mejor que una sociedad ignorante. Los infundes unas ideas y unos temores y ellos solos denigran a los opositores. Más de alguna dirá que si esto no me gusta, ya se… En fin, en el mundo del Siglo XXI parece ser que no están permitidas las opiniones contrarias o los razonamientos lógicos. Estoy solo aquí, haciendo preguntas retóricas estupidas mientras todavía no he encontrado de que manera aborregarme y entrar en ese Monopoly de hipotecas, prestamos instantáneos, grandes rebajas, televisión por cable y grandes superficies comerciales. ¿De que me quejo?

Pues me quejo de todo, de esa falsedad, de esa hipocresía que a todos nos tiene atenazados. Esa forma de ver las cosas tan poco práctica, esa forma de pensar y ver las cosas basadas en el que si algo es así, por algo será. No salimos, nos preguntamos como va el mundo. Tenemos a unos políticos representando una pantomima desde su escaño, desviando nuestra atención mientras sus socios empresariales nos roban la cartera.

¿Y qué? El mundo es así. ¿De que vas chaval? ¿Qué haces preguntándote esas tonterías? Anda y vete al Corte Inglés a “celebrar” la navidad a ver si se te pasa. Después no estaría de más que comenzases a vivir, de salir, buscarte amigos y echarte una novia. Dentro de unos años te “asocias” con ella por la iglesia por un proyecto común, el pago de una hipoteca que puedas dejar en herencia a tus hijos. Así es la vida “chavalote”, vive, genera futuros consumidores y cuando cumplas ochenta años muérete. Aunque no estaría de más que lo hicieses un poco antes. El mundo esta lleno de “carcas”.

Así he terminado de la cabeza.

Ultimamente ya no estan tan de moda, los videojuegos han podido con unos magníficos juguetes de origen alemán con los que de niño me he pasado las horas muertas. Playmobil disponía de un extenso catálogo de juguetes, de complementos para los auténticos protagonistas de estos juegos, los "clicks".

El mundo de Playmobil era un mundo de plástico (no, no estoy hablando en sentido ni metáforico ni figurado, era así)un mundo que reproducía siguientes ambientes, épocas y realidades. Lo mismo podías jugar con un zoo que con una expedición polar. Todo ello estaba construido en un plástico duro de gran calidad que resistía basntante bien las negligencias que pudiesen cometer los niños con su juego. En mi casa hemos tenido de todo, el Fort Glory, el Templo del Sol, el Circo, el zoo, la Granja, la isla, el barco pirata, la goleta...

Normalmente estos juguetes venían desmontados en las cajas, y se complementaban mediante "sets". Cada vez que habrías la caja veías muchas piezas y pegatinas, a las cuales nuestros padres terminaban de dar forma ante nuestra insistencia y nuestra impaciencia por querer estrellar tu juguete nuevo en la pared más próxima. Pero estos juguetes no venían completos, siempre había un caballero o algun animal que daban sentido a tu castillo o a tu zoo. Por lo tanto no eran para nada baratos y así los juguetes más completos tan solo te traian dos muñecos y pocos complementos. Por eso cada vez que el niño dejaba libre su imaginación los resultados históricos o reales eran del todo inverosímiles y veías al barco pirata atacando una pacífica granja en la que las gallinas campaban a sus anchas.

No podemos hablar o entender a Playmobil sin hacerlo con los "clicks". El "click" era el apelátivo que recibían los muñecos de este mundo. Su diseño y su lógica era bastante sencilla, aunque los niños les podían dotar vida propia. Unas manos en forma de gancho, un cuerpo poco desarrollado, una cara sonriente, un pelo de quita y pón, unos brazos que se movían en circulos paralelos al cuerpo y la cabeza y unas piernas que se movían ambas a la vez. Por lo tanto el mundo Playmobil era un mundo de caras sonrientes que se movían a saltitos. A algunos se les perdía la cabellera e iban "calvos" con un hueco en lo que debería ser la cavidad craneal. Especialmente curiosos eran los enganches que llevaban algunos vehículos y complementos para que el click quedase fijo en el asiento.

Son muchos recuerdos, ahora me acuerdo de la grua, del camión de basura, el trailer con volquete, el autobús, la furgoneta de la televisión. Lo del autobús fue un logro personal, ya que un vecino mio le consiguió antes que yo. Y anda que no estaba chulo el autobús. Iba a tan solo cuatro sitios, al Hospital, al Colegio, al Aeropuerto y al Museo según creo recordar, pero tenía hueco para varios playmobil y se parecía a los que pasaban por la calle. Antes de conseguir tan preciado juguete hacía que mi camioneta de la televisión era un autobús, en parte para esconder mi frustración. Pero llegaron las navidades, y tras montar las distintas piezas, al fin fui un niño féliz. Además venía con la parada del autobús de regalo. Esa parada era un trozo de plástico azul, y traía una papelera, el tejadillo y un asiento para poder poner sentados a tus clicks con los pies para delante. Lamentablemente el equilibrio de estos seres eran precarios, y los muñecos sentados sobre una superficie con las piernas fuera, solían caerse para delante a menos que contuviesen alguna especie de fijación para las manos o la fisonomía de estos seres. Hoy he visto que el modelo de autobús ha cambiado con los tiempos, y ahora tiene más forma de autobús para excursiones que de autobús urbano como lo era el otro. Esto se une a otra lista de frustraciones, como el avión y el aeropuerto de Playmobil, que ya me pillaron bastante mayor.

El avión era una especie de Jet, pero ahora mismo mirando en google he visto que han sacado un modelo nuevo, un avión de pasajeros como el de ¡cualquier aerolinea! ¡Como mola! ¡No es justo!

El trailer volquete también era una pasada. El volquete tenía una cerradura bastante deficiente que hacía dificil llenar el camión de arena en la calle y subirtelo a casa. Era díficil no perderlo pero la cabina era gloriosa. Tenía un techo que se abría para poder poner tu click o tus clicks. Detrás de la cabina había una especie de maletero vertical, que cada vez que lo abrias se le caían las escobas y los picos. Era frustrante, la sensación era parecida a la de un armario empotrado descolocado. El camión llevaba protectores delante. La verdad, era un camión del que sentirse orgulloso. Posteriormente sacaron una versión de carreras con solo la cabina y posteriormente sacaron el trailer. Precioso el trailer por cierto.

Recuerdo vagamente un barco de vapor, pero era pequeño y seguramente no era mío, así que no lo comentaré, aunque seguramente se lo merecería ya que pertenecía a aquella época en que la tecnología de fabricación de los clicks aun no estaba lo suficientemente avanzada. Algunos "clicks" de la época tenían por ejemplo los ganchos de las manos fijos, no se podían girar, por lo que en ocasiones tenías un problema para que pudiese portar un arma dignamente o agarrar un cubo sin que se tropezase. Además esos ganchos no agarraban tan bien como los de los "clicks" de segunda generación. Y es que poco a poco fueron mejorados. Los pelos eran distintos y ya no era necesario que tuviese ese saliente para ponerles el sombrero a presión. Tampoco era necesario que su corte de pelo en la coronilla fuese en modo "sierra". No, los clicks salian peinaditos. Además su cuerpo "su body" ya no era el que había por defecto. Existían clicks con chaqueta y con la ropa pintada. Auténticos "gentleclicks".

De todos modos es que estos juguetes tenían hasta el más mínimo detalle, y mientras los niños malotes se divertían con sus Gi-Joe superarticulados, yo estaba ahí con mi "click" y su lata de gasolina llenando el depósito de mi coche de carreras. El cofre, las moneas, las jarras... Muchos de ellos tenían agarres originales que entraban a presión en los ganchos que hacían las veces de manos. El cubo, los peces, las armas, los sombreros, los bolsos, las maletas, las señales de tráfico...

Una pega de los vehículos de Playmobil es que no rodaban bien. El eje carecía de cualquier clase de amorgiguación (a diferencia de los pequeños Majorette, las ruedas eran completamente de plástico con forma, lo que no facilitaba el agarre a la alfombra con formas de carretera de tu habitación. Aparte el eje era de hierro y tendía a doblarse con los golpes.

Existían no obstante "clicks" para pobres y "clicks para ricos. Me refiero a que no todos estos juguetes eran sencillos. La mansión de Playmobil valía su peso en oro, y funcionaba las veces como una auténtica casa de muñecas de coleccionista. Eso no era para niños, aunque algunos padres se empeñasen como Antena 3 se empeña con Los Simpsons. También estaba el tren eléctrico. Su ancho de vía competía directamente con el ibérico, pero el diametro del circuito era bastante límitado. No creo que tuviese más de metro y medio de recorrido el que se vendía. Obviamente se podía complementar con tramos de vías como cualquier "scalextric", pero era bastante caro y al final no tuvo tanto éxito como el barco pirata. Por lo general estaba basado en un tren de vapor y se complementaba con todo el "submundillo" del lejano oeste. Ahora he visto que hay trenes de todo tipo, como un tren de mercancias que recuerda bastante a los de la DB Alemana (lo siento, juego bastante al Train Simulator). De todos modos y aunque parezca mentira, algunas cosas iban a pilas, como el motor de la lancha. Así podías ver a la lancha navegar por la inmensidad de tu bañera. El motor no tenía mucha pontencia, apenas avanzaba en las turbulentas aguas de una bañera, pero al menos hacía la gracia.

Mis gustos sobre juguetes eran bastante limitados. Solía jugar con los Playmobil, con maquetas de hierro, con coches de Majorette o Burago, con bloques de Lego, con cajas de zapatos, con trenes eléctricos, con Micromachines, con Plastidecor... No fue hasta que tuve unos 10 años cuando conseguí mi primera videoconsola, una flamante Atarí 2600B. Pero ni de lejos me ha dado tan buenos momentos como me ha dado esa grua de Playmobil con la cual era fácil no hacerse un auténtico lio de cuerdas. Y ahí estaba el juego, en tener narices a desenredar los nudos, no en jugar al tenís con una pelota que eran cuatro pixels cuadrados.

No lo se, puede que cada juego mereciese un blog, que cada complemento o vehículo mereciesen un blog más detallado, pero estos fueron los juguetes que marcaron mi infancia y al menos quería recordarlos con un poco de ironía y añoranza. Lástima que mi mundo no sea un poco como el de aquellos "clicks". Algún día hablaré de la Gran Enciclopedia Irrompible, de los bloques de Lego, de la colección de libros de Barrio Sesamo o de Jacky y Nuca.