jueves, 18 de octubre de 2007

Las churras con las merinas

Hay algo que me repatea los intestinos, y es cuando leo los comentarios que la gente deja en algunas páginas de noticias. Especialmente sangrantes son algunas muestras que se pueden extraer muy facilmente de los comentarios acerca de algún producto tecnológico o de alguna misión espacial. Por norma general siempre te encontrarás al típico concienciado o concienciada de boquilla que te habla acerca del dinero que tiramos y del hambre que se pasa en África mientras enviamos un cohete al espacio o nos compramos el último modelo de ipod.

Y digo yo. ¿Qué tiene que ver una cosa con la otra? A mí no me tiene que pedir nadie cuentas del hambre que se pasa en África. Supongo que han de pedirse a ese dictador que no compra trigo a su pueblo pero tiene un arsenal de armas último modelo, supongo que han de pedirse a los dirigentes de esos paises que impiden que ciertos lugares progresen y se desarrollen, supongo que tendrán que pedirse a esas ONG´s condenadas por no utilizar el dinero de las donaciones de la manera que debía utilizarse (notese el eufemismo), imagino que tendrán que pedirse a aquellas mafias que se quedan con las ayudas enviadas... Yo no tengo la culpa del hambre en África, sólo tengo un misero sueldo que gano con mi esfuerzo y que lo disfruto tal y como yo quiera. No voy a estar de luto porque los niños mueran en África ya que el peso de la conciencia les pertenece a otros. Mi conciencia esta muy tránquila respecto a esta cuestión, a pesar de ser conocido entre algunos amigos por haber malgastado "capítales" de una forma bastante espléndida.

Pero estas personas tan "cristianas", tan bondadosas y porque no decirlo, tan cínicas no sólo critican el que Paula (que ha escrito en el comentario anterior) se quiera comprar el nuevo ipod (igual que el resto de reproductores pero cuatro veces más caro), sino que si la NASA manda una misión espacial para descubrir el origen del cosmos también lo critican aduciendo las mismas razones, que los niños mueren de hambre en África.

Si hay una pregunta a la que desea respuesta el sector inteligente de la humanidad es aquella de ¿quienes somos y de dónde venimos? Aparte de intentar resolver esa pregunta, con una resolución bastante interesante bajo mi punto de vista y que justifica cualquier gasto por estratósferico que parezca, la investigación espacial hace posible entre otras cosas que esa persona el día de mañana pueda tener un remedio contra las enfermedades que pueda manifestar, que conozcamos un poco mejor nuestro mundo, que podamos predecir con una mayor precisión el tiempo y que con ello podamos salvar vidas, que su vida en la tierra sea más fácil, comoda y saludable... Pero claro, si los niños mueren en África, el Transbordador Espacial (posiblemente la maquina más perfecta construida por el hombre) ha de quedarse en el hangar. Total ¿para que gastar en el espacio cuando aun no conocemos el fondo de los mares? Es posible que ese último argumento tenga parte de razón, pero como ya he dicho y aparte de la fascinación que también encierran los mares, la sensación épica que encierra el espacio, las posibilidades que ofrece y la irresistible curiosidad que provoca, todo ello conforma un pastel demasiado irresistible como para obviar estos argumentos estupidos que de haberlos seguido el mono jamás habría bajado del árbol.

Y la verdad, me entristece que pese a estos logros la gente se empeñe en mantener los pies en la tierra. A veces la gente debería olvidarse de tonterias y pedanterias terrenales y dejar volar un poco más su imaginación. Y yo el primero. Creo que así seriamos algo más felices ¿no creeis?