martes, 25 de septiembre de 2007

Reescribir la Historia.

No sé quien decía hace poco que los políticos deberían ser historiadores. Creo que yo, no lo sé. el caso es que actualmente los políticos hablan mucho de "Memoria Histórica", "Nacionalidades Históricas", Deudas Históricas" y demás chorradas.
Me ponen especialmente enfermo las reinterpretaciones de la historia de los nacionalismos españoles, por ejemplo.
Por ejemplo, ahora en Cataluña están hablando mucho de que llevan 300 años de ocupación y no sé qué más paridas. Cuando lo cierto es que Cataluña no ha sido, nuna en su historia independiente. Por correcciones políticas se habla ahora al referirse al antiguo Reino de Aragón como Corona Catalano-Aragonesa. Y eso es una mentira como al copa de un pino. Al menos que digan Corona Catalano-Valenciano-Murciano-Balear-Aragonesa, porque la Corona de Aragón estaba formada po resos 5 reinso principales, en los que el rey gobernaba por igual.
También se habla mucho de la rebelión de 1640. En eso no me meto mucho ya que no es mi época histórica predilecta y no estoy muy bien informado acerca de ello. Solo os diré que los franceses casi se quedan con Cataluña como se quedaron con el Rosellón.
Y lo principal, el motivo de la Diada y de todo estos rollos historicos de los nacionalismos catalanes, es la Guerra de la Sucesión Española. En esta Guerra se pelearon los partidarios de un rey austriaco y los partidarios de un rey francés, contando con mucha presencia internacional. En Cataluña se apoyó a los austracistas, que furon los que perdieron. Entonces los borbónicos conquistaron Barcelona el 11 de septiembre y demás cosas que conlleva una derrota militar. Pues la derrota austracista en la Guerra de Sucesión se ha convertido en una ocupación española de Cataluña. ¿como es posible eso? No lo sé. El caso es que lo único que acarreó su derrota en esa guerra fue la supresión de ciertos fueros y privilegios.
Con el paso de los años, Cataluña se convirtió en una región induistrial puntera en España, y los gerundenses defendieron valientemente la patria española en los asedios sufridos en al Guerra de la Independencia. En las gueras carlistas salieron de esa región grandes generales liberales y tradicionalistas. y poca cosa más. En la Guerra Civil apoyaron al bando republicano, el caragarbanzo se pasó un pelín con ellos y ya está.

El País Vasco es harina de otro costal. Al contrario que Cataluña, liberal o progresista desde siempre, las vascongadas han sido siempre muy Conservadoras y Tradicionalistas. Siemprehan sido el territorio más cerrado, mas bravo y más español. Sí, más Español. Una buena familia española de hidalgos y cristianos viejos tendrá algún apellido vasco. El País Vasco (que no Navarra) siempre ha formado parte de la Corona de Castilla, al menos en los últimos 700 años. Los más fieros soldados de los tercios de Flandes salían de las Vascongadas. Eran diferentes, tenían su lengua y todo eso, pero no pasaba nada. el caso es que esa cerrazón conservadora les llevó a apoyar la causa de Carlos V, Carlos VI y Carlos VII (los carlistas, de toda la vida) que perdieron de manera penosa las Tres Guerras Carlistas. Como consecuencoa de eso el País Vasco sufrió muchas sanciones ecnómicas y todo ese rollo. Después surgióun personajillo llamado Sabino Arana que cambió la historia de esa región, con resultados catastróficos...

Y, la verdad, me he perdido en el hilo de mis pensamientos. Al final, por influencia maligna de Pío Baroja, he empezado a reflexionar en el carlismo. Quería hablar de la guerra Civil y del desastre del 98, pero se me ha olvidado lo que les quería decir.

Por cierto, es curioso lo del Carlismo. Este es un intereseante artículo que he encontrado por ahí.

Los cuarenta de Artajona
Jose Mari Esparza Zabalegi

Dicen de ellos que cuando entraron en Donostia en 1936, el mayor número de bajas que tuvieron fue en las puertas giratorias de la Diputación, por querer entrar todos a la vez. Que se llevaron las máquinas de escribir pensando que eran acordeones. Que quisieron rebautizar la Concha llamándola Playa de Artajona. "Navarro ni de barro", se decía en Vascongadas, recordando aquella avalancha requetés aldeanos, diablos de boina roja. En cuántas cenas no hemos cantado, hartos de vino y de guasa, aquello de «Cantad valientes hijos de Artajona, cantad a la Virgen de Jerusalén...»

Lo que no se dice es que, en los pueblos más carlistas de Navarra, comenzando por Artajona y Mendigorria, no hubo fusilamientos. Que lo primero que hicieron al entrar en Gernika fue acudir bajo el Arbol a jurar los Fueros. Que atacaron Bilbao, corazón del liberalismo, empujados por la misma inercia atávica de sus padres y abuelos. Que cuando saldaron el comunal navarro para que lo compraran los ricos, Artajona fue de los pocos pueblos que supo mantener sus tierras, comprándolas de nuevo, de forma colectiva, con una singular Sociedad de Corralizas, poder popular, equitativo y democrático vigente todavía, del que deberíamos aprender muchos revolucionarios de boquilla.

Requetés navarros y gudaris nacionalistas se llevaban el canto un duro: sus genes políticos eran los mismos. Entre ellos sólo mediaba la industrialización. Los gudaris perdieron, y entraron en la Historia. Los de Artajona en cambio, ganaron la única guerra en siglo y medio, y la victoria supuso su desaparición.

La Falange y Franco les quitaron el pan del morral. Cuando quisieron reaccionar era tarde. Algunos de sus jefes medraron, como siempre, pero ellos volvieron al surco igual de pobres, rumiando amarguras. Creían haber hecho lo que debían hacer, y de nuevo les habían engañado. Para cuando Montejurra floreció como foco antifranquista y sus grupos de acción llegaron incluso a plantear la lucha armada, el desengaño les había raído todas las ilusiones.

El carlismo navarro tiene raíces más profundas que las que hemos representado en nuestros chanzas. El PNV los machacó porque eran cuña de la misma madera. La izquierda abertzale sólo supo hacerles chistes. Ahora votan a siglas extrañas, aunque ninguna les reconoce su pasado, pero el país carlista sigue ahí. Se expresa de vez en cuando, en el no a la OTAN; en los datos de escolarización en euskera; en los nombres vascos de sus nietos; en el apego a la tierra; en mil datos que no se explican con los resultados electorales...

Algún día habrá que repasar la historia. Saltar por encima del franquismo y reencontrarnos con esa parte del país que dejamos atrás. Y tal vez volvamos a cantar el Gernikako Arbola con los valientes hijos de Artajona.

Y ahora, el partido Carlista ha degenerado en una cosa rara progresista y de izquierdas. En fin, renovarse o morir, dicen.