jueves, 8 de noviembre de 2007

El dichoso monolito

Y mira que me propuse no escribir en Ideario Digital sobre Arganda, pero queridos lectores, es que me supera. Yo me pregunto que por qué narices me importan este tipo de cosas, por qué si nadie repara en ellas yo sí lo hago, por qué no puedo mantenerme indiferente. Más aún porque la sociedad argandeña ni siquiera se detiene a pensar ni un sólo segundo, qué pinta esto aquí o allí. Eso sí, como se cambie de sitio, o se amenace con quitarlo, de repente surge una sociedad que parecía dormida para defenderlo con la vida, si es necesario.

La "cosa" en sí no es ni más ni menos que el monolito homenaje a Primo de Rivera, no al original, al "ilustre" (por si no queda claro, es ironía), sino al descendiente, que para evitar que Murray me corrija y dejar clara constancia aquí de mi ignorancia no estoy seguro de si su nombre era Jose Antonio, que luce la Iglesia de Arganda, ese lugar de culto y veneración visitado todos los domingos.

Retazos de un pasado franquista sólo latente en algunos, los más viejos, y que sólo pervive en pocas cabezas jóvenes. Un homenaje a los caídos por el bando antirrepublicano.

Francamente, me es indiferente a cuáles muertos está dedicado, el bando republicano también hizo sus atrocidades, como suele suceder en todas las guerras. Lo que me indigna es que se asocie un bando u otro a una cuestión religiosa o que queden vestigios de esa guerra honrando a unos y no a otros.

No es un monumento que venere a las víctimas de la guerra, porque claro, los malos eran los republicanos, cuando irónicamente Arganda siempre fue albergue de la izquierda, hasta que fue "conquistada" durante la guerra.

Da igual quienes fueron malos o buenos. Lo que importa es que murió mucha gente, algunos mezclados en la guerra en un bando y otro sin clara conciencia de las ideologías de cada uno. Deben honrarse a todos los muertos, no hacer distinciones, y menos la Iglesia, porque ante la muerte todos somos iguales.

Según tengo entendido el párraco, cura, obispo o lo que sea que regente la morada de Dios en la villa de Arganda (recordemos que Dios es el mayor terrateniente del mundo, y no paga impuestos), ya manifestó su idea de quitar dicho monolito o, por lo menos, separarlo de la Iglesia, para que no fuera asociado a ella. Y, como es costumbre en Arganda, fue "silenciado". Porque allí las cosas como son, y la tradición fue, sigue siendo y seguirá siendo inamovible.

Yo creo que la gente cree que aquello lo puso Dios allí, como los monolitos de Stonehenge o las caras de la isla de Pascua.

Murray y yo detenemos nuestra conversación cada vez que lo vemos cuando paseamos divagando sobre nuestras cosas durante varias y largas tardes y noches de debate. Cuando menos, exhalamos un suspiro de indignación ante la cosita esa tan grande y tan estúpidamente colocada y venerada. Cuando más, nos desahogamos en una antología de elaborados improperios contra la misma.

Pero, de nuevo, vuelvo a lo mismo. ¿Por qué narices me importará?

Salu2, Fou Luz.

2 comentarios:

Murray, la todopoderosa calavera parlante. dijo...

No lo se si esa estupidez llamada Ley de la Memoria Histórica afectará en algo a este monumento. Posiblemente no, pues más que un lugar público podría ser considerado como "privado".

De todos modos poner un falo a la entrada de un centro religioso siempre es de mal gusto, pero peor se me pone el asunto cuando leo algunas inscripciones de un pasado remoto que ya hicieron bastante daño.

Suicida dirá que hay que olvidar todo esto, que todos hicieron sus "cosas" y no podemos ejercer esa "discriminación positiva" tan de moda ahora como inconstitucional.

También dirán los fascistas de Arganda (todavía queda una colonia bastante importante y creciente) que algunos centros municipales como expoliado "Dolores Ibarruri" y el "Pilar Miró" hace homenaje a personas con mentalidades de izquierdas. En el caso de Dolores Ibarrurí, pues el nombre es tan polémico como puede ser el que reza en el falo "José Antonio Primo de Rivera" (Fou, la wiki existe) y no sin razón.

Qué es un monumento "polémico" es indudable, que Arganda estaría mejor sin él (también) pero yo más que por justicia histórica o cuantas pamplinas se inventen los progres que nos gobiernan, me gustaría verlo caido para sentir una maléfica satisfacción mientras esos que hacen de Arganda lo que es, se llevan las manos a la cabeza.

Anónimo dijo...

Pues precisamente, la ley es efectiva a todas las placas y falos EXCEPTO a los de las iglesias.
A joderse tocan