miércoles, 14 de noviembre de 2007

Reflexiones encadenadas I

A mis soledades voy,
de mis soledades vengo
porque para andar conmigo
me bastan mis pensamientos
Lope de Vega


El ser humano es un ser sociable por naturaleza, necesita constantemente compañía y vive casi siempre en comunidad. Pero bajo mi punto de vista, aunque suene paradójico, para que la sociedad avance es preciso que alguno de sus integrantes se aisle de ella. No sé si me explico bien: para que nuestro modo de vida progrese es necesario que al menos un individuo se excluya de la sociedad para buscar un modo de mejorarla. Los grandes avances de la ciencia y la técnica se han producido gracias a hombres geniales que han tenido ideas brillantes. Y estas ideas brillantes se tienen en solitario, ya que es muy difícil encadenar pensamientos lógicos en compañía de otras personas, casi siempre te distraes. Para la reflexión es necesaria la soledad. Para elaborar grandes proyectos y planes se necesita la ausencia de compañía, o estar en compañía de muy pocas personas y que esas personas se centren en su tarea y no se distraigan entre sí, es decir, que se aislen.
Sin embargo, la mayoría de las personas tienen miedo a la soledad. Se sienten vulnerables frente a ella. Por eso se "borreguizan", por eso se autoincluyen en castas o grupos sociales con unas determinadas pautas de conducta e ideologías, adaptando su personalidad a estos parámetros preestablecidos y no al contrario, que sería lo edificante.
Es por eso por lo que el pueblo como juez es tan peligroso. La gente, al verse acompañada, se crece y reacciona instintivamente. Cuando uno está rodeado de personas, extrañas o no, no piensa sino que se mueve por impulsos primitivos. No hace lo que piensa que es correcto sino lo que se espera que haga. Hace lo que cree que le va a brindar más aceptación. El individuo desaparece. Y al eliminarse el individuo para dar paso a la turba y la muchedumbre, la gente se comporta salvajemente y es manipulada por las personas que saben controlar esos bajos instintos con más facilidad.

Verdaderamente, el ser humano no busca la iluminación, la verdad suprema o el absoluto. El fin último del hombre es ser aceptado en la sociedad y vivir en ella una vida plena, acorde con sus ideales. Y si para ser aceptado en la sociedad el hombre ha de renunciar a la inteligencia, la razón y la lógica lo hará. Y, volviendo a mi argumentación inicial, es curioso que la gente que en verdad busca la razón de las cosas contribuye a la sinrazón, que no es otra cosa que la sociabilidad. Porque la electricidad no se descubre estando de fiesta, la máquina de vapor no se construye en una barbacoa familiar y el teléfono no se inventa en un partido de fútbol. Son cosas que todos disfrutamos pero también deberíamos buscar tiempo a solas para pensar.
La soledad es buena, porque nos permite reflexionar y analizar los aspectos más importantes de nuestra existencia. Y estas reflexiones nos sirven a su vez para mejorar nuestra relación con los demás. Pero lo que nunca bajo ningún concepto deberíamos hacer es renunciar a nuestros ideales para huir de la soledad, aunque este tema lo trataré más profundamente el próximo día.

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