domingo, 3 de febrero de 2008

John Rambo: Más visceras, por favor.

Poca gente confiaba en el resurgimiento de Sylvester Stallone en el mundo del cine. Si el año pasado callaba muchas bocas con Rocky Balboa, recuperando de alguna forma el espiritu que buscaban los espectadores, la vuelta de otro de sus personajes más míticos, John Rambo, ha supuesto un reencuentro con el cine de acción ochentero.

¿La película es buena? Pues francamente, no. Es un film para el cual debes quitarte el cerebro antes de entrar al cine e intentar no pensar en las incoherencias y los agujeros que pueblan el guión, tal y como ocurría no obstante en esas grandes películas que nos marcaron en una época tan interesante como fueron los 80.

Pero John Rambo ofrece otra cosa, y es el cine sin pretensiones. Cine totalmente lícito que nos abstrae de los problemas que podamos tener. Soy el primero que disfruta viendo El Padrino, saboreando la perfección, pero supongo que hay momentos para todos, y John Rambo al menos me lo ha hecho pasar bomba en una época en la que es díficil disfrutar del cine de acción.

Y es que no ha habido película que más daño ha hecho que Matrix. Es una película que me gusta mucho y que tiene un estilo bastante partícular, pero ese estilo ha sido copiado y malcopiado hasta la saciedad, convirtiendo el cine de acción en un guión nulo en el que una tía carateca vestida de cuero pega patadas voladoras y tiros a vampiros, hombres lobo y toda clase de alimañas.

Al menos Rambo es honesta en ese aspecto, volviendo de alguna forma a esa acción artesanal tan chusca como encantadora por otra parte.

En terminos técnicos la película no esta mal hecha. El tito Stallone no es incapaz detrás de una camara. Es una persona que ha aprendido a narrar, que dota a las películas que ha dirigido ultimamente de un aire clásico sin necesidad de recurrir al artificio de la nuevas tecnologías. Se desarrolla con buen pulso cinematográfico, y la fotografía esta a la altura para que la película parezca que tiene 25 años.

La película es tan sutil como una manada de elefantes, no hay que buscarle tres pies al gato porque no los tiene. En John Rambo nos encontraremos desmembramientos a tutiplen, tiros y sangre. No busquen nada más porque no lo ahí, cosa que aunque parezca que no juega a favor.

Porque vamos a ver, si Stallone se pone a pensar encuentra el sinsentido de recuperar a Rambo con 60 años. ¿Y cual es la mejor forma de retratar tal bizarrada? Pues no tomarse en serio a sí mismo. ¿Que queremos cuando pagamos por ver Rambo? Diversión. ¿La cinta lo consigue? Sin lugar a dudas.

Me duele la garganta de tanto reir mientras nuestro amigo rebanaba chinos. Y eso es lo que ofrece, diversión a raudales, pasartelo pipa viendo a nuestro amigo descuartizar y reventar cabezas mientras te ries con el resto de la sala.

Y es algo que Stallone ha sabido recuperar. Una cierta complicidad entre los espectadores. Estabamos en la sala pasandolo pipa comentando a grito pelado como había arrancado la nuez al chino.

Hay cine de toda clase, y se puede hacer de esta forma sin tomarse en serio así misma, o insultando al respetable como directamente ocurrió el pasado año con productos infumables y lamentables como Transformers o La Jungla 4.0.

Nota: 8.

No hay comentarios: