martes, 23 de enero de 2007

Relato

No tengo mucho tiempo últimemente. Os dejo un relato publicado en mi blog hacre un tiempo



Carlos volvió a casa enjuagándose las lágrimas. Cerró de un portazo y fue corriendo a su habitación.
-¿Te pasa algo hijo? ¿Estas bien? - preguntó preocupada su madre
-No pasa nada mamá.- le dijo Carlos con al voz temblorosa- Prefiero estar solo. Cosas mías.
Esos hijos de puta lo habían vuelto a hacer. Antonio y su banda de machotes le habían pegado a la salida del instituto, como tantas otras veces, sin motivo aparente, sólo para hacerse los fuertes y los valientes delante de las chicas. Hicieron un corro alrededor de él y empezaron a darle empujones. Le quitaron la mochila y le rompieron los libros, le pisaron las gafas y cuando se agachó para recogerlas empezaron a darle patadas en el estómago.
Una vez Carlos hubo limpiado sus heridas se sentó en la cama y empezó a pensar fríamente. Otros más débiles que él se habrían cortado las venas hace tiempo. Pero él no. Él era fuerte. Y ansiaba venganza...

Al día siguiente Antonio y los demás macarras le volvieron a esperar a la salida de las clases. Pero esta vez Carlos no suplicaba clemencia, ni pedía ayuda entre lágrimas. Extrañamente, sonreía. Los abusones se miraron desconcertados. En ese instante, Carlos descerrajó a Antonio un tiro en el ojo izquierdo con la pistola de balines de su hermano. El estupor de la cara de Antonio se transformó en un grito ahogado en el momento en el que una navaja multiusos suiza se le clavó en la garganta.
Dos de los matones se quedaron estupefactos. Carlos los despachó con sendos navajazos. El resto huyeron despavoridos. Carlos logró abatir a uno con los balines.
Los transeuntes se quedaron pasmados, con una expresión combinada de asombro, miedo y espanto. Unos momentos después se oyeron las sirenas de dos coches patrulla que se acercaban a toda velocidad.

Cabrones. Él no había terminado todavía y le quedaban un par de trucos bajo la manga. No le cogerían con vida...

4 comentarios:

Elemí Fuentes dijo...

Este me gustó mucho, Suicida.
Está bien relatado. No tiene nada que le sobre. Es directo y conciso. Felicidades

Murray, la todopoderosa calavera parlante. dijo...

No esta nada mal Alex, sigue así. No se si desgraciadamente tiene algo de autobiográfico, si es así comprenderé lo que has llamado a esas personas.

Anónimo dijo...

No, no es autobiográfico, por suerte. Lo que pasa es que he visto a algunas personas en esa situación, personas que no siempre me han caído bien pero que em he puesto de su parte nada más ver esos actos.
Yo tengo suerte. No soy el típico empollón que se queda sentado en clase leyendo. Por mucho que os choque, yo soy de los más liantes de mi clase, pero siempre sé cuando toco el límite y cuando debo parar.

Es lo que tiene estar dando un temario de primaria, que yo me aburro en clase y tengo que distraerme, y sí, también lo hago para llamar la atención, a ver si se enteran que estar en una clase de gilipollas es tedioso.

Lucy Snowe dijo...

Querido Suicida:

Enhorabuena por el relato, he disfrutado mucho con su lectura. Has conseguido, especialmente, con el final, lo que el gran Henry James llamó "otra vuelta de tuerca".

Un saludo,

Lucy Snowe