sábado, 1 de diciembre de 2007

Venezuela y España

Todavía colea lo de la XVI Cumbre Iberoamericana. Y es Tar-Hugo Chávez, que actuó como la gran vedette de aquella sesión, no pone freno a su lengua, esa que le hace pecar y excederse tanto. Hoy se le ha ocurrido una nueva gilipollez con la que asustar a los españoles: nacionalizar nuestras empresas en aquel país. Peor para él y para los venezolanos que trabajan en ellas.
Y, como los españoles somos así de estupendos y de subnormales, seguramente ahora iremos
1.- o bien a pedirle perdón a un tío que empezó a insultarnos antes de que el Rey le mandara callar,
2.- o bien nos empezaremos a acordar del Imperialismo español, del huevo de Cristóbal Colón, de Fray Bartolomé de las Casas, de los muchos indios que matamos y de lo muy justa que es la particular lucha de Tar-Hugo Chávez, autoproclamado líder indio (el indio lo hace de maravilla, la verdad), contra toda influencia que proceda del exterior, especialmente si ésta llega desde España o desde Estados Unidos -los dos países del Eje, de toda la vida de Dios-.
Y es que yo ya me conozco es carácter timorato y gilipollesco de los españoles. No aguantamos la más mínima embestida y/o crítica que se tercie. Al segundo ya estamos pidiendo perdón por los crímenes contra la Naturaleza que cometimos cuando matábamos ciervos para poder comer en la noche de los tiempos. Por ejemplo: somos capaces de aguantar todo tipo de despropósitos procedentes de Marruecos e, incluso, cuestionar la política exterior española y tratar a ese país con delicadeza. Pero, cuando al Sultán se le ocurre decir que sería conveniente hacer un acto de reafirmación marroquí en el Islote Perejil o algo por el estilo, nos quedamos tan panchos. Total, ¡es un cacho de roca!
Los Gobiernos de Marruecos y Venezuela, dos superpotencias mundiales del siglo XXI, se mofan de los españoles a placer porque saben bien que nuestra debilidad es precisamente esa: que somos gilipollas, que nos creemos el primer cuento revisionista o políticamente correcto que nos cuentan los nuevos cátedros en Historia (es decir, Pepiño Blanco, Zaplana, Llamazares, etc.) y que somos capaces de cuestionar hasta a nuestro padre y nuestra madre con tal de caer bien a todo el mundo.
Pero vayamos con Venezuela porque mañana se celebrará el famoso referéndum sobre la reforma constitucional. Si fuese mayoritariamente apoyado el cambio constitucional, Tar-Hugo Chávez podría gobernar de forma vitalicia en aquel país. Posiblemente, se dice, gane el referéndum. Y no me extrañaría, dada la volubilidad del voto en la sociedad Iberoamericana, dominada por el analfabetismo y el chantajismo-caciquismo. Esa misma volubilidad es la que lleva a ganar las elecciones a golpistas como Tar-Hugo Chávez o a que los cambios entre gobiernos sean sorprendentes: podemos pasar de un independiente como Carlos Mesa a un no se sabe muy bien qué Evo Morales en Bolivia.
Parece que nuestro Rey se está convirtiendo en todo un héroe para los miembros de la oposición venezolana al Gobierno de Tar-Hugo Chávez.
Y, al parecer, el pasodoble del ¿Por qué no te callas? (cuyo link está más abajo), se ha convertido en un éxito rotundo en las Universidades de aquel país, donde se baila y celebra sin parar. Su música y letra suenan diariamente en los ordenadores de los venezolanos cansados de tanta majadería y chulería como tiene su histriónico gobernante.
Y, en efecto, todos ellos le agradecen a nuestro Rey la dignidad que demostró rompiendo el protocolo y largándose de la sesión en que tanto Tar-Hugo Chávez como el Presidente de Nicaragua insultaron (el último con arrepentimiento posterior, eso sí) a las más altas instituciones que nos representan en el mundo como españoles. Le están agradecidos y han hecho suya la famosa frase de nuestro Monarca, hasta el punto de que muchos sueñan con podérsela decir algún día de estos a la cara a su insatisfecho gobernante. La lucen en pancartas, ventanillas de los coches, camisetas y se hacen chistes con la frasecita de nuestro Rey.
Y creen que, en ese momento, nuestro Rey actuó como máximo representante de los españoles pero también de tantos y tantos miles de venezolanos que, desde la acogotada y cada vez más acallada oposición, desearían que la situación política de su país actualmente fuera muy distinta y, sin duda, no estuviera encabezada por un loco con deseos de grandeza que ha introducido a su digno país en una dinámica muy peligrosa: financiación de gobiernos afines, inicio de la carrera nuclear de la mano de Irán, uso del petróleo y sus petrodólares para establecer alianzas con otros países iberoamericanos y amenazar con cortes de suministro. Países muy dignos pero que saben que si rechistan, no solo perderán el petróleo sino también recibirán los insultos a diestro y siniestro que Tar-Hugo Chávez dirige con tanto estilo contra aquellos Presidentes de países no afines a su perversa mentalidad.
En estas horas tremendas para la oposición de aquel país, envío desde aquí un saludo cordial a todos ellos, les demuestro mi más sincera admiración y les envío muchos ánimos para que sigan trabajando por la democracia en su país -sea cual sea el resultado- porque esa labor no va a ser en balde, será admirada por todos los ciudadanos demócratas del mundo y, encima, nos mostrará la dignidad de un país como Venezuela.
Os dejo con un jugoso artículo que el pasado Domingo 18 de noviembre, apareció en las páginas del diario El País, escrito por el intelectual Mario Vargas Llosa el cual, al tiempo que critica a Tar-Hugo Chávez y defiende la existencia de una América latina democrática, culta y racional, reclama una reforma estructural urgente de las Cumbres Iberoamericanas para que éstas empiecen a ser efectivas, no se conviertan en una pelea de gallos presidenciales populistas y golpistas por un lado y demócratas por otro, y supongan avances sustanciales para dichos países.
Espero, por lo demás, que mañana podamos celebrarlo como el día de la cordura, la libertad y la dignidad de los venezolanos. Les deseo mucha suerte.


PIEDRA DE TOQUE
El comandante y el Rey

La salida de Juan Carlos I, tras las interrupciones e insultos de Hugo Chávez, tuvo la virtud de rasgar el velo de hipocresía que rodea las Cumbres Iberoamericanas.
Es verdad que una imagen vale mil palabras y, una secuencia de imágenes, diez mil. El incidente que ha inmortalizado la sesión de clausura de la última Cumbre Iberoamericana celebrada en Santiago de Chile, divulgado al mundo por las cámaras de televisión, dice más e ilustra mejor sobre el caudillo venezolano Chávez y congéneres, así como sobre las relaciones de España con América Latina, que decenas de sesudos ensayos.
Los mejores guionistas de Hollywood no lo hubieran hecho tan bien si querían abrir el espectáculo con la imagen -entre cómica y siniestra- de un espadón tercermundista en plena acción. Interrumpiendo al presidente del Gobierno español que, tímidamente, se atrevía a recordar a los mandatarios latinoamericanos que "nacionalizar empresas no garantiza nada", el comandante Hugo Chávez se apodera del micro y se dispara en insultos contra José María Aznar, quien alguna vez habría invitado a Venezuela a algo tan ignominioso como integrarse "al primer mundo", propuesta fascista que el caudillo tropical rechazó, claro está, porque "somos humanos y los fascistas no son humanos. Creo que una serpiente es más humana que un fascista o que un racista". La estupidez conceptual se enriquece si quien la emite se expresa con la vulgaridad del comandante Chávez y su gesticulación cuartelera. Hasta aquí nada que sorprenda, aunque, sí, mucho que entristezca y avergüence, si quien presencia la escena es latinoamericano y, sobre todo, venezolano.
Entonces, Rodríguez Zapatero pide la palabra a Michelle Bachelet -la presidenta de Chile dirige la sesión- y, extremando el respeto de las formas y buscando con verdadera angustia las palabras más prudentes, trata de dejar sentada su protesta por la "descalificación" que se ha hecho de un ex presidente "que fue elegido por los españoles". Digo "trata de" porque, pese a sus educadas maneras, hasta en dos oportunidades es groseramente interrumpido de nuevo por Hugo Chávez, quien, como la presidenta Bachelet le ha cortado el micro, levanta virilmente la voz a fin de que ninguno de los presentes se libre de escucharlo. A estas alturas, el Rey de España, al que literalmente hemos visto demudarse y enrojecer a lo largo de toda esta escena sin poder ocultar la irritación que le produce, irrumpe con su contundente "¿Por qué no te callas?" que, por un instante, deja al soldadote de marras quieto y mudo, como sin duda le ocurría en el cuartel cuando su superior lo aderezaba de carajos. La presidenta Bachelet introduce un inesperado toque de humor al sugerir con meliflua voz a los presentes "que eviten los diálogos".
Otro tercermundista y comandante entra en escena, esta vez un Daniel Ortega maltratado por los años con una calvicie acelerada y una panza capitalista, para desgañitarse atacando a España por los bombardeos de Estados Unidos contra Libia, por las supuestas depredaciones de Unión Fenosa y contra los embajadores españoles por conspirar contra el Frente Sandinista... hasta que el Rey de España se levanta y deja sentada su protesta abandonando la sesión.
La enseñanza más obvia e inmediata de este psicodrama es que hay todavía una América Latina anacrónica, demagógica, inculta y bárbara a la que es una pura pérdida de tiempo y de dinero tratar de asociar a esa civilizada entidad democrática y modernizadora que aspiran a crear las Cumbres Iberoamericanas. Esta será una aspiración imposible mientras haya países latinoamericanos que tengan como gobernantes a gentes como Chávez, Ortega o Evo Morales, para no mencionar a Fidel Castro. Que sean o hayan sido populares y ganaran elecciones no hace de ellos demócratas. Por el contrario, muestra la profunda incultura política y lo frágil que son las convicciones democráticas de sociedades capaces de llevar al poder, en libres comicios, a semejantes personajes. Ellos no asisten a las Cumbres a trabajar por el ideal que las convoca. Van a utilizarlas como una tribuna para internacionalizar la demagogia y las bravatas con que mantienen hipnotizados a sus pueblos y, por eso, esas Cumbres están condenadas al fracaso y al circo. Antes, la estrella indiscutible de ellas era Fidel Castro y sus espectáculos anti imperialistas, que enloquecían de felicidad a los gacetilleros amantes de escándalos. Ahora que Castro dejó de ser caudillo para convertirse en analista internacional -el único que en Cuba habla y despotrica con envidiable libertad- el histrión preferido de la prensa amarilla es Chávez, émulo y ventrílocuo de aquél.
Claro que hay otra América Latina, más decente, honrada, culta y democrática que la representada por estos energúmenos. Estaba allí, en esa sesión de clausura, invisible y muda, como siempre en estas ocasiones en la que los caudillos, hombres fuertes, "comandantes" y payasos se apoderan de las candilejas. ¿Por qué callan y se dejan ningunear y eclipsar de esa manera si ellos son infinitamente más respetables y dignos de ser escuchados que aquéllos? No sólo porque algunos están sobornados por los petrodólares que derrocha el venezolano a diestra y siniestra. A menudo lo hacen porque temen ser víctimas de las diatribas y descalificaciones de aquellos matones, que les pueden soliviantar a sus extremistas criollos y, también, aunque parezca mentira, porque ellos, que sólo son gobernantes civiles que tratan mal que bien o bien que mal de ajustarse a las limitaciones que les señalan las leyes y constituciones, se sienten mandatarios de segunda frente a esos dioses omnímodos que no tienen otro freno para sus excesos y bellaquerías que su soberana voluntad.
La salida del Rey de España tuvo la virtud de rasgar el velo de hipocresía que circunda las Cumbres Iberoamericanas a las que, en apariencia -no en la realidad- asisten jefes de Gobierno y de Estado dignos del mismo respeto y consideración. Falso de toda falsedad: el señor Chávez tiene unas credenciales que lo exoneran de toda respetabilidad civil y democrática, pues, el 4 de febrero de 1992, traicionó su uniforme y actuó con felonía intentando un golpe militar contra un Gobierno constitucional y legítimo en el que decenas de oficiales y soldados venezolanos murieron defendiendo el Estado de derecho. Levantarse contra un Gobierno constitucional es el peor crimen que pueda cometer un militar y por eso el comandante Chávez fue juzgado, condenado y enviado a la cárcel. Que en lugar de pasarse allí muchos años fuera amnistiado por el presidente Rafael Caldera y luego premiado por una mayoría de venezolanos con la Presidencia de la República no lo absuelve, sólo muestra hasta qué punto estaba turbado ese electorado que se dejó seducir por los cantos de sirena de un demagogo y que está ahora lamentándose amargamente de su error.
Lo absurdo, lo delirante de lo ocurrido en Santiago de Chile es que el comandante Chávez eligiera, para descargar sus iras y convertir en blanco de su mojiganga tercermundista, a España, un país cuyo Gobierno ha hecho esfuerzos denodados para llevarse en paz con él, e, incluso, echarle una mano internacionalmente cuando todo el Occidente democrático lo censuraba por sus atropellos a los derechos humanos y sus complicidades con las satrapías fundamentalistas.
¿Alguna otra enseñanza que sacar de todo esto? Que, como es evidente que a los tigres y a las hienas no se las aplaca con venias y sonrisas y echándoles corderos, conviene mucho más a un país democrático como España privilegiar en sus relaciones a países que representan la civilidad, la libertad, la legalidad, y con los que tiene la seguridad de una cooperación real y de largo plazo, que tratar por todos los medios de ganarse la amistad de quienes representan las antípodas de lo que, afortunadamente para los españoles, es hoy España. Ni la Cuba de Fidel Castro ni la Venezuela de Chávez merecen ser, hoy, los amigos dilectos del Gobierno español, y sí, en cambio todos esos discretos y esforzados gobiernos que, en el resto del continente latinoamericano trabajan por sacar a sus pueblos de esa barbarie del subdesarrollo que representan no sólo los bajos índices de crecimiento y las vertiginosas desigualdades de ingreso, educación y oportunidades, sino, también, la demagogia y la matonería políticas encarnadas en Ortega y Chávez que las televisiones de todo el mundo pusieron en evidencia en la clausura de la Cumbre Iberoamericana.
Es posible que, al reaccionar como lo hizo, el Rey de España transgrediera el protocolo. ¡Pero qué alegría nos deparó a tantos latinoamericanos, a tantos millones de venezolanos! ¿La prueba? Que he escrito este artículo arrullado por los animados compases del flamante pasodoble que ahora entonan y bailan en todas las universidades venezolanas, que se titula ¿Por qué no te callas? y cuya tonadilla y letra llueven sin tregua sobre mi computadora.

Mario Vargas Llosa
El País.com
Piedra de Toque
18 de noviembre de 2007

-El pasodoble del ¿Por qué no te callas?:
http://es.youtube.com/watch?v=d9X8DYOA5DE
-El Reygeatton del ¿Por qué no te callas?:
http://es.youtube.com/watch?v=NwswzwoA4pA
-Versión Dance del ¿Por qué no te callas?:
http://es.youtube.com/watch?v=5cZFinVFubQ
-El ¿Por qué no te callas? por Dj Pichu:
http://es.youtube.com/watch?v=v5qmgdRW4BE

No obstante, espero que os lo paséis bien con estas composiciones musicales que me he ido encontrado en YouTube. La primera es la del famoso pasodoble que tanto éxito ha tenido en Venezuela. Las otras, ciertamente, no están nada mal.
Saludos.

No hay comentarios: