lunes, 8 de octubre de 2007

Grandes Entradas de la Historia 001

Voy a iniciar bajo este título una especie de sección, donde incluiré las entradas de ciertos espacios y/o blogs que me hayan gustado por su contenido, ya sea éste gracioso, irónico o simplemente profundo. Permitidme además que, en un acto de onanía obscena lo inicie con uno de mi cosecha que tuvo cierta aceptación:

Crónicas del Lobo Feroz

Como hoy me siento inspirado voy a hablar de un tema que a veces me quita el sueño:

EL LOBO FEROZ

¡Aaaah el Lobo! Pobre. ¿Nunca os habéis parado a pensar en ese personaje secundario que da sentido a la mayoría de las fábulas que conocemos? Él es el verdadero protagonista.

Pongamos como primer ejemplo "La Caperucita Roja":

Yo creo que ésta es la primera aparición estelar de este fantástico personaje. Un lobo que, astutamente, engaña a la inocente Caperucita, que pese a ignorar todas las advertencias de su madre sobre no hablar con extraños, prefiere hacer caso a un lobo con dientes grotescos.

Este Lobo Feroz, es fiel a los principios de la naturaleza, y busca merendarse a la de la capucha roja y a su abuela. Así lo hace. Todo esto puede parecer atroz dicho así, pero es ley de vida: hay animales carnívoros.

Entonces se entera el cazador. Y aquí , señores, es donde de verdad empiezan las atrocidades. En primer lugar el cazador, que no conoce de nada a la abuelita ni a Caperucita, obviamente influenciado por un pariente Guardia Civil, decide entrometerse en el asunto y cazar al pobre lobo que se ha ido a reposar la comida.

En este momento es cuando se demuestra que los lobos carecen de jugos gástricos y digieren por presión, puesto que, incluso tras vairas horas de digestión, al pobre lo cuelgan por una pierna y boca abajo de un árbol para que vomite a Caperucita y a su abuelita (connotación clara del "Colgado" del Tarot).

El lobo las desembucha intactas y, por supuesto, conscientes. A eso se le llama tortura mis queridos amigos. Luego, una vez vomitada la merienda, ésta se retira a comerse un pastel hecho por la "enferma" abuela, lo normal, teniendo en cuenta que has estado a punto de morir.

Hacen prometer al Lobo que "Humanines, no gracias, debes dejarlos crecer" y le advierten de las consecuencias nefastas sobre la ingesta de humanos caducos. Lobo que, por cierto, ya ha demostrado cuán fiable puede ser indicándole a Caperucita el camino más largo hacia la casa de su abuela, y haciéndose pasar más tarde por dicha abuela.

Joder, a mí se me merienda un lobo y si consigo salir vivo lo primero que hago es irme a un sillón a meditar qué he hecho con mi vida, y qué debería hacer a partir de ese momento.

Otro ejemplo, "Los Siete Cabritillos y el Lobo":

Podemos observar aquí que el Lobo Feroz se empieza a encasillar en papeles de malo de la historia, pero empezamos a vislumbrar el comienzo de su carrera antes de dar el salto a la que será su ópera prima: Los Tres Cerditos. Pero, de momento, centrémonos en ésta.

En esta ocasión nuestro aventurado amigo, demostrando que ha aprendido la lección de que el ser humano es malo, decide probar con cabritillos, tiernos y jugosos y, presumiblemente, más tontos. Cabritillos que son estúpidos perdidos, porque macho, que se crean que eres una cabra solo por pintarte el pie de blanco es como creerse que eres una cebra por pintarte el pie a rayas.

Así que en esta ocasión el Lobo, pese a utilizar de nuevo el recurso de la suplantación de personalidad, parece volver a ganar; pero entonces vuelve a aparecer el puñetero cazador, que se ve que en vez de cazar prefiere seguir al Lobo, y acude corriendo a la llamada de socorro de la Madre Cabra, ya que los animales y las personas de siempre nos hemos tratado como iguales y, a veces, incluso hablamos el mismo idioma.

Una vez encuentran al Lobo a la orilla del río, con siete cabritillos en su estómago, en pleno acto digestivo a través de presión estomacal, comprobamos además que el sueño de un Lobo Feroz tiene efectos anestésicos del calibre epidural, puesto que aprovechan su siesta para rajarle la tripa en vivo y llenársela de piedras que suplanten a los cabritillos. Como hemos visto antes, los Lobos carecen de ácidos estomacales así que podemos decir que los cabritillos sólo muestran algunas leves magulladuras debido al apelotonamiento en los intestinos del animal.

El pobre Lobo después de semejante atracón, lógicamente, tiene sed, asi que decide agacharse a beber al río, descubriendo que no tiene una, sino siete piedras a la altura del riñón que le harán caer irremediablemente al fondo del río, donde agonizará ahogándose bajo la mirada del Cazador, la Madre Cabra y sus siete cabrones, que señalan riéndose de los espasmos de un animal que se ahoga. Y digo yo, ¿quiénes son los verdaderos monstruos? El Lobo sólo cumple con el Ciclo de la Vida del que tanto nos habló el Rey Mufasa.

Pero nuestro amigo milagrosamente logra salir con vida de este atolladero y decidió que lo mejor era ir a por seres fofos y de aún menor inteligencia que poder llevarse a la boca. Así llegamos a "Los Tres Cerditos". Historia con tremendos efectos especiales de demolición de hogares a través de huracanes creados por los soplidos del Lobo.

En esta historia, descubrimos que el depredador número uno en la cadena alimenticia es el cerdo. Como han oído. Primero hacen creer al Lobo que quieren independizarse por separado construyendo dos casas de mentira (cebo) y una robusta.

El Lobo Feroz entonces es vilmente engañado y los cerditos comienzan un proceso de desgaste consistente en provocar al lobo para que vaya, casa por casa, derribándolas con su soplido, de forma que, al llegar a la tercera casa, la más robusta, el Lobo no sólo no puede con ella debido a su estructura, sino que además llega ya con un flato que ríete tu de una patada en los mismísimos.

El objetivo final entonces se desvela cuando le incitan a meterse por la chimenea esperándole abajo una olla con especias y agua hirviend. Conclusión: SE LO QUERÍAN COMER.

No se supo más de este personaje después de este trágico papel. Yo creo que se lo comieron al final. Démosle pues una buena despedida: Loado sea el LOBO FEROZ.

Salu2, Fou Luz.

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